La entrada a Bolivia
Después de hacer nuestros respectivos trámites de ingreso a Bolivia en la localidad de Abaroa, comenzamos nuestro pedaleo con rumbo a Uyuni, un pequeño pueblo ubicado en las inmediaciones del salar mas grande del mundo.
Un poblador del sector (Abaroa) nos señaló un camino directo hasta nuestro objetivo. Cuando comenzamos el pedaleo el camino era visible, sin embargo conforme avanzábamos el camino comenzaba a desaparecer, y pasamos de estar en medio de una huella a estar en medio de la inmensidad de la cordillera. Afortunadamente tenía frescos los conocimientos de orientación adquiridos durante mi servicio militar por lo que pudimos avanzar sin inconvenientes y una sensación de libertad increíble. Durante la noche de nuestro primer día en Bolivia decidimos hacer una pequeña jornada de pedaleo nocturno. Mala idea, el viento poco a poco comenzaba a incrementar su intensidad, y el suelo comenzaba a volverse barroso, dado que nos estábamos internando en el salar de Chiguana. Decidimos parar, sin embargo por el fuerte viento casi nos volamos, montar la carpa en estas condiciones nos tomó mucho tiempo y en el cielo se veían destellos que iluminaban ligeramente los alrededores, estar en medio de la cordillera fue una experiencia increíble que nos marco en lo profundo.
Un poblador del sector (Abaroa) nos señaló un camino directo hasta nuestro objetivo. Cuando comenzamos el pedaleo el camino era visible, sin embargo conforme avanzábamos el camino comenzaba a desaparecer, y pasamos de estar en medio de una huella a estar en medio de la inmensidad de la cordillera. Afortunadamente tenía frescos los conocimientos de orientación adquiridos durante mi servicio militar por lo que pudimos avanzar sin inconvenientes y una sensación de libertad increíble. Durante la noche de nuestro primer día en Bolivia decidimos hacer una pequeña jornada de pedaleo nocturno. Mala idea, el viento poco a poco comenzaba a incrementar su intensidad, y el suelo comenzaba a volverse barroso, dado que nos estábamos internando en el salar de Chiguana. Decidimos parar, sin embargo por el fuerte viento casi nos volamos, montar la carpa en estas condiciones nos tomó mucho tiempo y en el cielo se veían destellos que iluminaban ligeramente los alrededores, estar en medio de la cordillera fue una experiencia increíble que nos marco en lo profundo.
Rumbo a Uyuni
Luego de llevar un par de días en este singular país y haber visto uno que otro pueblo, comenzamos a darnos cuenta de las diferencias entre Chile y Bolivia. Atrás quedó la infraestructura turística, la facilidad de provisionar. Al llegar a un pueblo nada nos aseguraba que pudiéramos conseguir un lugar donde comer, alojar, o simplemente comprar un paquete de avena. El país es duro de recorrer por sus condiciones de altura, así como el estado de sus caminos; estamos en un país salvaje que nos exije y obliga a llevar al límite nuestra determinación y fuerza mental, para cumplir nuestro objetivo. Pedaleamos algunos días hasta que llegamos a Uyuni. Nos sorprende la suciedad de sus alrededores, pero en fin, es un buen lugar para parar a reponer fuerzas. Durante este tramo era de toda nuestra intención atravesar el salar de Uyuni, sin embargo no fue posible dado que nos encontrábamos en época de lluvias, y en algunos sectores el salar se encontraban inundados hasta medio metro, por lo que debimos conformarnos con rodearlo, de cualquier manera una excelente experiencia aunque la dureza del camino comenzaba a notarse en nuestros cuerpos, pesábamos algunos kilos menos.
El camino a Potosí
Luego de descansar algunos días, emprendímos nuestro camino rumbo a Potosí. Algo nos decía que el trayecto sería mas duro de lo habitual, en nuestros mapas se señalaba la cordillera de los frailes en medio de nuestro objetivo, y a unos kilometros de partir, comienzan las grandes cuestas que se elevaban hasta las alturas. En éstas,el simple hecho de respirar y mover la bicicleta a una velocidad constante era un desafío. Subir y bajar era la tónica del viaje. Durante el recorrido y una vez finalizada una de las cuestas, llegamos al pueblo minero de Pulacayo enclavado en las montañas. Nos pareció bellísimo, y su vista nos evocaba reminiscencias de la ciudad de Rivendel en el señor de los anillos. Durante una de estas cuestas conocimos a un viejo Venezonalo, que venía bajando en una moderna moto. Tuvimos una amena conversación, y nos comentó que venía cansado manejando la moto. Con "El primo" nos miramos, y nos pareció gracioso que estuviera cansado viajando en moto y bajando una cuesta, nuestro caso era al revés, nos encontrábamos subiendo y empujando con nuestros cuerpos los 45 kilos de equipaje que en ese momento llevábamos cada uno. En fin, después de muchas subidas y bajadas y unos cuantos kilos menos, llegamos a la ciudad de Potosí. En esta ciudad conocimos a Miriam Soto, una guía turística de la ciudad que nos dió una vuelta excelente por el centro histórico de la ciudad y ¡¡gratis!!. Compartimos muy buenos momento junto a ella y su hermana Marybel y pudimos ver el valor del pasado de Potosí, un pasado de gloria y esplendor durante la colonia española. La ciudad se sustentaba de la explotación de la plata en el cerro rico lo cual atrajo colonos de diversas partes del mundo, llegando en su momento a ser la ciudad mas rica del mundo. Para la explotación de sus minerales se usaban esclavos indígenas, los cuales eran forzados a trabajar en condiciones extremas. Se dice que murieron mas de 8 millones de esclavos durante los años de gloria de la ciudad, lo cual no es posible asegurar con certeza. Ahora Potosí es una ciudad relativamente pobre, que aún conserva el legado de la colonia en sus hermosas construcciones en el centro colonial, sin embargo en los alrededores se hace patente la evidencia del saqueo sufrido por parte de los españoles. Ni un ápice de la riqueza explotada se quedó en estas tierras.
Rumbo a Oruro y despedida.
Después de duras jornadas,y de subir y bajar difíciles cuestas, llegamos a la ciudad de Oruro. Al segundo día de estancia en ésta, que fue un Domingo, nos dirigimos a una de las iglesias bautistas de la ciudad. Allí conocimos a un grupo de aficionados a la bicicleta quienes han recorrido gran parte de su país a pedal, e inclusive han llegado hasta Chile. Nos invitaron a almorzar a un restauran y durante la tarde nos fuimos a ver un partido de fútbol al estadio entre el equipo local y otro cuyo nombre no recuerdo.
Fue una amena tarde de compartir con gente local que sostiene la misma fe que nosotros. Al finalizar el día nos dirigimos al hotel, Cristian empacó sus cosas y partimos rumbo al terminal de buses. Al "primo" se le acabó el tiempo de viaje dado sus compromisos en la universidad, debía regresar a terminar su tésis para finalmente recibir el título de Odontólogo. Nos dimos un abrazo, y separamos nuestros caminos. Fue un excelente tiempo de compañía y aventuras con este primo, que mas que primo es un hermano.
Fue una amena tarde de compartir con gente local que sostiene la misma fe que nosotros. Al finalizar el día nos dirigimos al hotel, Cristian empacó sus cosas y partimos rumbo al terminal de buses. Al "primo" se le acabó el tiempo de viaje dado sus compromisos en la universidad, debía regresar a terminar su tésis para finalmente recibir el título de Odontólogo. Nos dimos un abrazo, y separamos nuestros caminos. Fue un excelente tiempo de compañía y aventuras con este primo, que mas que primo es un hermano.
La Paz y sus alrededores.
El primer día de pedaleo sin mi compadre fue algo difícil, me sentía solo, y comí alguna comida vencida que me obligó a parar algunas horas después de empezar el viaje. Los días siguientes fueron un proceso de acostumbramiento a la soledad, y a los conductores Bolivianos que mas de alguna vez me obligaron a salirme de la berma, porque un camión a toda velocidad se me venía en frente.
En fin, subir y bajar cuestas ya mucho mas pequeñas que los tramos anteriores hasta llegar a La Paz.
A la entrada en esta bella ciudad, conocí a dos aventureros ingleses, Andy y James quienes llevaban 2 meses recorriendo el altiplano Chileno, Boliviano, Peruano y Argentino. Éstos me dieron el dato de una casa de ciclistas en la ciudad, a la que inmediatamente me dirigí sin pensarlo dos veces. La Paz es una ciudad Bellísima construída sobre el cañon de Choqueyapu, por lo que llegar hasta el lugar de destino fue una larga bajada de mas de 10 km, entretenido dado que venía algo cansado.
Ya en la casa de ciclistas sucedió algo para mi espectacular, en ésta nos encontrábamos 6 ciclistas alojando de manera simultánea en el mismo lugar. Fue un buen tiempo para compartir, intercambiar ideas del viaje y rutas. En esta casa de ciclistas conocí a Julien Meillard, con quien recorrímos una buena parte del Perú.
Durante mi semana de estancia en este lugar, aproveché para recorrer la carretera de la muerte, un antiguo camino que permite llegar a la ciudad de Coroico cerca de la selva. El camino se caracteriza por ser una fuerte bajada, con precipicios muy altos. En este camino no se permiten los errores, ya que se pagan con la vida. Después de recorrer Coroico me dirijo nuevamente a La Paz, recojo mis cosas y parto rumbo al lago Titicaca, para despúes cruzar a la frontera en Kasani y comenzar una nueva etapa del viaje, es momento de recorrer el Perú.
En fin, subir y bajar cuestas ya mucho mas pequeñas que los tramos anteriores hasta llegar a La Paz.
A la entrada en esta bella ciudad, conocí a dos aventureros ingleses, Andy y James quienes llevaban 2 meses recorriendo el altiplano Chileno, Boliviano, Peruano y Argentino. Éstos me dieron el dato de una casa de ciclistas en la ciudad, a la que inmediatamente me dirigí sin pensarlo dos veces. La Paz es una ciudad Bellísima construída sobre el cañon de Choqueyapu, por lo que llegar hasta el lugar de destino fue una larga bajada de mas de 10 km, entretenido dado que venía algo cansado.
Ya en la casa de ciclistas sucedió algo para mi espectacular, en ésta nos encontrábamos 6 ciclistas alojando de manera simultánea en el mismo lugar. Fue un buen tiempo para compartir, intercambiar ideas del viaje y rutas. En esta casa de ciclistas conocí a Julien Meillard, con quien recorrímos una buena parte del Perú.
Durante mi semana de estancia en este lugar, aproveché para recorrer la carretera de la muerte, un antiguo camino que permite llegar a la ciudad de Coroico cerca de la selva. El camino se caracteriza por ser una fuerte bajada, con precipicios muy altos. En este camino no se permiten los errores, ya que se pagan con la vida. Después de recorrer Coroico me dirijo nuevamente a La Paz, recojo mis cosas y parto rumbo al lago Titicaca, para despúes cruzar a la frontera en Kasani y comenzar una nueva etapa del viaje, es momento de recorrer el Perú.